Se está armando un lío tremendo con la acertada decisión del ayuntamiento de Madrid de retirar las ayudas económicas a la denominada escuela? de tauromaquía. Pues va este gobierno, y les da nuevas subvenciones. No en vano, hay muchos gañán que vive de este pseudoespectáculo, desde rufianes a macarras de bario, sin olvidarse de los vagos que no hacen otra cosa que estar bebiendo vino en las tabernas, con el dinero de las prestaciones del paro.
Y tampoco podemos dejar de lado a los ganaderos que han mantenido sus fincas bajo sistemas de explotación propios de otros siglos. ¿Y que me dicen de los torerillos? Casi todos ellos analfabetos, sin dialéctica ni ninguna clase de estudios, pero todos ellos con elegantes corbatas, aunque no puedan disimular lo horteras que son, que es un montón.
Y con periodistas, malos, malos, malos, que no pueden dedicarse a otras informaciones, porque no tienen ninguna base cultural ni profesional. Ahí están los nombres de Miguel Angel Moncholí y Manolo Molés. ¡De Verguenza ajena, señores! Y claro está, que si se acaban estos festejos inmorales, se quedan sin la manduca, alguna de las veces obtenidas bajo prácticas mafiosas difíciles de comprender. Este el panorama desolador que presenta, lo que ellos denominan el mundo de los toros. ¡Por Dios!. Seguiremos informando...
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