Entre los principales problemas que tienen los españoles se encuentra la falta de información veraz de los grandes medios de comunicación. Tapan, esconden, tergiversan y hasta reconducen las informaciones a su propia conveniencia. Que lo hagan los medios estatales puede valer, aunque sea inmoral, porque es a través del dinero de todos los contribuyentes. Pero que se haga desde las empresas privadas tiene mayor gravedad ya que se deben a sus patronos y grandes empresas (anunciantes).
Es lógico que así actúen, pero si por ejemplo “El Corte Inglés” o Banco Santander (dos de los grandes anunciantes) cometen alguna fechoría, ¿cómo la van a difundir?, sería ir en contra de sus intereses. Las “mordidas” en prensa, televisión y radio son impresionantes, más que lo que la gente piensa. Pero claro está que “perro no muerde a perro”. Y la cuestión se agudiza cuando son precisamente los grupos empresariales que dominan el “mass-media” los que mayormente se benefician de sus informaciones ya que tienen en muchos casos a insignes periodistas como lacayos, especialmente los de la “vieja guardia”. Es entonces cuando surge la verdadera cuestión ¿es libre la prensa? Pues parece que no, porque es otra terminal más de los poderes fácticos de este país, en donde al que resulta incómodo se les elimina o se le lleva al ostracismo.
Quieren a comunicadores dóciles, serviles y si pueden dar espectáculo mejor que mejor. Todo por el negocio. Vean los telediarios y lo comprobarán: nevadas en España, una mujer corta el pene a su marido, como hacer un besugo a la plancha, el juicio a Ortega Cano, un “venado” que augura el fin del mundo y, sobre todo mucho fútbol, fútbol, y fútbol.
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