La grandeza de un pueblo se define por el nivel de afición a la lectura que existe. Desgraciadamente en el español está bajo unos niveles muy inferiores al resto de los países de la Unión Europea. Principalmente porque se lee muy poco, y cuando se desarrolla estas habilidades del intelecto se hace bajo unos ejemplos muy poco ejemplarizantes en su selección.
Buena parte de los testimonios llegados a esta redacción hablan de como ven a ciudadanos, en el metro u otros transportes públicos, sí leyendo, pero libros de Belén Esteban, Kiko Matamoros o semejantes elementos del mass media actual en España. Para eso mejor no leer, porque los efectos pueden ser muy contraproducentes. Luego está el escenario de muchos hogares españoles que disponen de pequeñas bibliotecas, con libros de Cela, Delibes, Chesterton, Conan Doyle, Descartes..., pero que no han leído en su puta vida, y perdón por la expresión, y que están como elemento decorativo. Luego está el grupo de ciudadanos que dicen que han leído algunos libros, y a lo más que han llegado es a la editorial del As o el Marca. Este es el panorama que llena la vida cultural de nuestra nación.
No es de extrañar, según muchos comentarios de los seguidores de este blog, que alegan que debido a todo ello sea un pueblo mucho más manejable, y del que pueden hacer cualquier cosa por parte de los grandes poderes, tanto públicos como privados. Eso sí, son todos unos expertos viendo la televisión, y cuanto espacios más cutres pues mejor. Es la realidad cultural que hay, a nuestro pesar. Seguiremos informando...
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