Emerge un nuevo partido en España y como de arte de magia van a por ellos,
tachándolos de todo, que si comen en buenos restaurantes, que si dinero
bolivariano… Precisamente de aquellos medios y voceros que reclamaban savia
nueva en la política nacional para regenerar el sistema. Pero claro siempre que
estuviesen dentro del redil del régimen, o del sistema, lo que es lo mismo.
No
es que defienda personalmente la aparición de este nuevo partido, pero es que también
ocurre con los de signo contrario y ganadores en Europa. Que si su líder es
fumador, que si la madre de la ganadora se ha desnudado, y toda serie de
cotilleos de la peor ralea. En definitiva, lo que no permite la actual clase
política es que entren otros partidos que vayan contra ellos, y para ello disponen
de su ejército de infantería en televisiones, radios y periódicos, y por cierto
muy bien pagados.
Todo ello pone de manifiesto el poder de los agentes sociales
en España, que no permiten ningún tipo de oposición, y menos que se atente
contra los principios fundamentales de este movimiento. Si fueran sucursales
del PP, PSOE, IU, PNV, CIU, UPYD y demás todo perfecto, queda en casa. Pero no
permiten que les llamen casta.
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